Tras declaraciones polémicas y una carta pública, la exreina renuncia a la corona y el presidente Petro responde públicamente en la red social X, generando un debate en torno a la libertad de expresión y los límites del discurso público.
Las declaraciones, el título y la renuncia
Laura Gallego Solís, abogada y creadora de contenido en redes sociales, anunció que renuncia irrevocablemente al título de Señorita Antioquia, luego de que viralizara un video en el cual preguntaba en tono de dinámica política: “En el desierto tienes una pistola con una bala, te sueltan a correr al presidente Petro y a Daniel Quintero, ¿a quién le das la bala?”; y añadía: “Y un cachazo para Petro, pues al menos”.
En su carta de renuncia la exreina alegó que la organización del certamen le impuso reglas que la dejaban “callada” frente a temas políticos, algo que su perfil como comentarista en redes hace que no pueda aceptar. “Portar la corona significaba quedarme callada por más de un año”, afirmó.
La organización del certamen, por su parte, ya había emitido un comunicado señalando que no permite pronunciamientos políticos de las candidatas mientras ostenten la representación regional, lo que generó contradicciones respecto al perfil público de Gallego.
Reacción presidencial y repercusiones en redes
El presidente Gustavo Petro emitió un mensaje en la red social X en el que, al comentar la renuncia de Laura Gallego, escribió: “Era bella, pero por fuera solamente; hay que tener cerebro y cultivarlo mucho, al igual que el cuerpo. Es una verdad científica. La belleza no es solo del cuerpo sino del alma, o del espíritu, o de la inteligencia del cerebro, que es pura energía, y debe ser limpia”.
Su declaración generó tanto apoyos como críticas: algunos la valoran como una defensa de la inteligencia por encima de lo meramente estético; otros la consideran innecesariamente personal y poco acorde al tono presidencial. En el marco de redes sociales la discusión se amplificó hacia los límites entre libertad de expresión y discurso de violencia.
Simultáneamente, el ministro Edwin Palma reaccionó públicamente al caso en X, señalando que “este es un país que debe dejar atrás el fomento al odio, a la muerte, a la violencia”, al comentar las declaraciones de Gallego.
Significados públicos y desafíos por delante
Desde la perspectiva institucional, la renuncia de Gallego pone en evidencia la tensión entre el rol de los certámenes de belleza como espacios sociales y la creciente politización de figuras mediáticas. Su decisión abre un debate sobre si las expresiones personales de las participantes pueden seguir estando condicionadas por estereotipos tradicionales.
Para el Gobierno nacional, la reacción del presidente Petro —un tanto mordaz y crítica— también sugiere una estrategia de defender la inteligencia y el discurso sobre lo superficial, pero al mismo tiempo exponerse a críticas por el tono empleado.
Queda por verse cómo este episodio influirá en futuros concursos, en la reglamentación sobre pronunciamientos de las candidatas y en la sensibilidad pública ante discursos que rozan la violencia simbólica. La conversación sobre libertad de expresión, representación de la mujer y responsabilidad mediática está en pleno desarrollo, y este caso constituye un hito simbólico.








