En un ataque atribuido a la milicia Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) contra el Hospital Materno Saudí de El Fasher en Darfur, al menos 460 civiles —entre pacientes y acompañantes— fueron asesinados, en medio del asedio prolongado y el deterioro del sistema sanitario durante la guerra en Sudán.
El ataque y los hechos verificados
El 29 de octubre de 2025, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que unas 460 personas fueron asesinadas en el Hospital Materno Saudí de El Fasher, en la región de Darfur, tras el control de la ciudad por la RSF.
El asedio prolongado de más de 18 meses y los continuos bombardeos habían dejado a El Fasher como uno de los últimos núcleos de resistencia en el oeste de Darfur. La RSF, formada en gran parte por antiguos combatientes de las Janjaweed, se atribuye el control de ese territorio. El gobierno sudanés, mediante su Ministerio de Salud, condenó lo ocurrido como una grave violación del derecho internacional humanitario y pidió a la comunidad internacional tomar medidas urgentes.
Este ataque se suma a un patrón de agresiones contra instalaciones sanitarias en el conflicto, con la OMS verificando 285 ataques al sistema de salud que han causado más de 1.200 muertes desde el inicio del conflicto en abril de 2023.
Contexto del conflicto en Sudán
El enfrentamiento entre la Fuerzas Armadas de Sudán (SAF) y la RSF estalló en abril de 2023 debido a un conflicto por la transición hacia el gobierno civil. Desde entonces, se calcula que decenas de miles de personas han muerto y millones han sido desplazadas.
La región de Darfur ha sido escenario de bloqueos, bombardeos y ataques étnicamente motivados, lo cual agrava la crisis humanitaria. En El Fasher, más del 80 % de los hogares que requieren atención médica no pueden acceder a ella.
Las agresiones a hospitales —como la anterior registrada en Khartoum en diciembre de 2024 contra el Hospital Bashair— evidencian la instrumentalización del servicio médico como objetivo militar y civil, y no sólo como tragedia colateral.
Consecuencias humanitarias y el llamado internacional
La matanza en el hospital de El Fasher tiene implicaciones profundas: ataca la estructura de salud civil, destruye la confianza de la población en la protección de instalaciones médicas y agrava la ya crítica situación humanitaria en Darfur. La OMS reiteró que “todos los ataques a la salud deben cesar de inmediato e incondicionalmente”.
Más de 30 millones de sudaneses requieren asistencia humanitaria urgente, y el ataque contribuye a una ruta de desplazamiento masivo, hambruna e inaccesibilidad a servicios básicos.
El gobierno sudanés ha solicitado que las instancias internacionales —como el Consejo de Seguridad de la ONU— activen mecanismos de rendición de cuentas, e invitó a documentar las atrocidades para que sus autores no queden impunes.
La comunidad internacional, por su parte, enfrenta el desafío de intervenir sin agravar la violencia, asegurar la protección de los civiles y restaurar la funcionalidad de los hospitales. El ataque de El Fasher simboliza la convergencia de guerra, violencia organizada y crisis humanitaria que clama por una solución urgente.








