Tras días de negociaciones indirectas en Egipto, las partes firmaron un pacto que incluye retirada parcial israelí y canje de prisioneros; su entrada en vigor depende del aval del gabinete israelí.
Estado de las negociaciones y avances alcanzados
Para el mediodía del 9 de octubre de 2025, Israel y Hamas han formalizado la firma del borrador de la primera fase de un acuerdo de cese al fuego, mediado por Estados Unidos, Egipto, Qatar y Turquía. El pacto contempla la liberación de todos los rehenes que aún permanecen con Hamas, estimados en alrededor de 20, dentro de un plazo máximo de 72 horas tras su activación.
En contraprestación, Israel se compromete a liberar cerca de 2.000 prisioneros palestinos, incluyendo 250 condenados a cadena perpetua, aunque Marwan Barghouti no figura en la lista de liberados.
Además, una retirada parcial de las fuerzas israelíes hasta una línea acordada se activará 24 horas después de ratificado el pacto por el gabinete. La entrada en vigor del cese al fuego depende de esa votación oficial.
No obstante, persisten diferencias clave: el momento y extensión de la retirada israelí, la desmovilización de las capacidades militares de Hamas, el diseño del gobierno transitorio en Gaza y las garantías de transición política. Estas divergencias están reservadas para fases posteriores del acuerdo.
Condiciones críticas y riesgos latentes
Aunque el pacto representa un paso significativo, el mero anuncio no garantiza su cumplimiento. Algunos sectores en el gobierno israelí, especialmente de la derecha, han expresado rechazo o desconfianza al acuerdo, lo que podría diluir el apoyo interno necesario para ratificarlo.
Por parte de Hamas, la implementación logística del canje de rehenes es compleja: localizar a los cautivos, asegurar su estado de salud, coordinar los intercambios y garantizar su retorno seguro son desafíos significativos.
De otro lado, la provisión humanitaria en Gaza se encuentra en un punto crítico. La apertura de corredores para el abastecimiento de alimentos, agua y medicinas dependerá del estricto cumplimiento del cese y del aval logístico de Israel.
Finalmente, la confianza entre las partes está profundamente erosionada. Cualquier violación temprana del acuerdo, ya sea de bombardeos en espera de la ratificación o demoras inexplicables, podría colapsar el proceso antes de que las etapas siguientes se pongan en marcha.
Escenarios para el futuro y significado diplomático
Si todo marcha según lo planteado, la actuación de los términos del pacto permitirá una pausa sustancial en hostilidades y la liberación de rehenes, lo cual es vital para construir un clima de confianza. Los próximos días serán decisivos: el gabinete israelí debe ratificar y ejecutar los compromisos acordados.
En un escenario intermedio, podría ocurrir que Israel ratifique solo parcialmente, aplazando la retirada o liberación de prisioneros, generando cuellos de botella y enfrentamientos tácticos. En ese caso, Hamas podría retractarse o condicionar liberaciones adicionales.
Un escenario adverso es que la ratificación no prospere, dejando todo el pacto en suspenso. En tal caso, retomaría la escalada militar y el conflicto probablemente volvería a fases letales de confrontación.
En el plano diplomático, este acuerdo temporal representa un triunfo de la mediación internacional, particularmente de la iniciativa estadounidense. Pero su consolidación exige vigilancia, mecanismos de verificación, observadores neutrales y presión constante para que el pacto trascienda su fase inicial.
A este punto las negociaciones entre Israel y Hamas se encuentran en un punto crítico: firmaron la primera fase de cese y canje, pero el éxito dependerá de su ejecución y de que los actores atrevan convertir promesas en realidades.







