Un violento episodio en la localidad de Kennedy, al suroccidente de Bogotá, terminó con la muerte de un conductor que embistió a varios motociclistas y fue alcanzado por cerca de 200 personas que lo golpearon. Las autoridades inician investigación sobre atropello, presunto estado de embriaguez y posibles delitos de justicia por mano propia.

Hechos del atropello y la persecución

En la noche del martes 11 de noviembre de 2025, un vehículo tipo campero de color azul transitaba por la avenida Carrera 68 con avenida de Las Américas, en la localidad de Kennedy, cuando realizó maniobras peligrosas y embistió a varios motociclistas, incluyendo un uniformado de la Policía Nacional que lo perseguía en motocicleta institucional.

Según los primeros reportes, el conductor estaba en aparente estado de embriaguez y, al intentar huir, efectuó giros en círculos y embistió a personas a su paso. Uno de los policías disparó a las llantas del vehículo con el fin de detenerlo, sin éxito.

La persecución continuó por varias cuadras y finalizó en el sector de los barrios Castilla y Tabakú, cerca del barrio El Tintal, donde el campero impactó contra un puesto de comidas rápidas. Allí fue interceptado por un grupo numeroso de motociclistas que lo rodearon, sacaron al conductor del vehículo y lo agredieron con cascos, palos, piedras y cadenas.

El linchamiento y la muerte del conductor

De acuerdo con fuentes oficiales, aproximadamente 200 motociclistas participaron en la agresión colectiva que terminó con el conductor gravemente herido. El hombre, identificado como Mauricio Cendales Parra, de 35 años, fue trasladado a la Clínica de Occidente en Kennedy, donde falleció por los politraumatismos severos que sufrió.

Las autoridades informaron que ya están revisando las grabaciones de cámaras del sistema TransMilenio, residenciales y policiales para identificar a quienes participaron en la agresión. Asimismo, se indaga formalmente si el conductor circulaba en estado de embriaguez al momento del atropello, lo cual agrava el marco legal de los hechos.

Desde la secretaría correspondiente se hizo un llamado a la ciudadanía para no asumir la justicia por mano propia, ya que este tipo de acciones generan vulneraciones graves a derechos humanos y al Estado de derecho.

Implicaciones legales, sociales e institucionales

Este caso abre varias líneas de reflexión institucional. En primer lugar, está la responsabilidad penal del conductor por doble vía: por el atropello múltiple y por la presunta conducción bajo efectos del alcohol. En segundo lugar, está el fenómeno del linchamiento: una multitud que asumió el rol de juez y verdugo, lo cual plantea dilemas de convivencia, seguridad ciudadana y actuación policial preventiva.

Desde el punto de vista social, el incidente muestra tanto la indignación ciudadana ante la violencia vial como el riesgo de que esa indignación se traduzca en comportamientos ilegales y letales. En materia institucional, la Policía y la Fiscalía deben garantizar una investigación imparcial tanto de los hechos viales como del homicidio derivado de la agresión colectiva. Las cámaras, testigos y registros forenses jugarán un papel clave.

Finalmente, el incidente exige una reflexión sobre el control de la movilidad y el cumplimiento de normas de tránsito en la ciudad. Es imperativo que los conductores eviten maniobras peligrosas y que exista eficacia en la reacción estatal para prevenir tragedias. Pero también es urgente reforzar la cultura de convivencia para que la justicia nunca sea sustituida por la venganza.