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Atentado a la campaña de Abelardo de la Espriella en Norte de Santander reaviva alarma sobre seguridad política

Vehículo de la campaña de Abelardo de la Espriella en llamas tras atentado en Norte de Santander

Vehículo de la campaña de Abelardo de la Espriella incendiado tras un atentado en Norte de Santander.
Fotos: Redes sociales

Un vehículo identificable con propaganda electoral fue incendiado esta madrugada; el episodio generó reacciones inmediatas en redes sociales y plantea serias dudas sobre la protección de precandidatos rumbo a 2026.

Hechos: ataque y daños sin víctimas

Este 14 de octubre de 2025, un vehículo vinculado a la campaña del precandidato presidencial Abelardo de la Espriella, para recolección de firmas, fue interceptado y quemado en la vía que conecta los departamentos de Arauca y Norte de Santander, en el sector conocido como Fundame, cercano al Alto de Mejue. El auto estaba marcado con emblemas del movimiento Defensores de la Patria.

Según el relato del coordinador departamental, Juan Carlos Santamaría, él y sus escoltas fueron obligados a descender, tras lo cual desconocidos procedieron a incinerar el automóvil. Afortunadamente, ninguna persona resultó lesionada en el hecho, según autoridades locales.

La zona es históricamente afectada por la presencia insurgente del ELN y otras organizaciones armadas; aunque ningún grupo ha reclamado la autoría, fuentes de la campaña sugieren que podría tratarse de un acto de intimidación política.

Reacciones en Twitter y en el panorama político

La noticia se viralizó rápidamente: el expresidente Álvaro Uribe Vélez expresó su solidaridad en X, exigiendo medidas contundentes de seguridad para la oposición. La senadora María Fernanda Cabal también alzó su voz, calificando el ataque como un acto terrorista y reivindicando la necesidad de garantías.

Desde la campaña Defensores de la Patria se denunció el hecho como “violencia injustificable” y se exigió celeridad en las investigaciones. La colectividad instó al Estado a ofrecer protección mínima a quienes participan en la vida política activa.

Este atentado ocurre en un momento delicado: hace meses, el asesinato del precandidato del Centro Democrático Miguel Uribe Turbay marcó un grave antecedente de violencia política en plena campaña electoral.

La combinación de estos hechos genera un clima de incertidumbre entre los aspirantes presidenciales, en el que algunos temen que, más que contiendas democráticas, las campañas se conviertan en blanco de fuerzas que buscan silenciar alternativas políticas.

Riesgos institucionales y urgencia de garantías

El atentado refuerza una preocupación creciente: la vulnerabilidad de precandidatos y activistas políticos en zonas donde la violencia territorial persiste. Con un calendario electoral que se aproxima, cualquier agresión puede distorsionar la contienda y debilitar la libertad de expresión.

Para el Estado colombiano, el desafío es urgente: debe demostrar capacidad real para proteger la integridad de quienes participan en política, sin importar su posición ideológica. Si no lo hace, la percepción de impunidad se intensificará.

El próximo paso estará en la investigación rigurosa y transparente del acto delincuencial, la identificación de responsables y la aplicación de sanciones ejemplares. También será importante observar si las instituciones estatales elevan los niveles de protección en regiones de alto riesgo.

Este hecho volvió a poner sobre el tapete una pregunta crucial para 2026: ¿en qué medida Colombia podrá garantizar que los aspirantes presidenciales transiten seguros?, y ¿será su campaña un espacio de ideas o una zona de riesgo permanente?

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