La Selección Colombia Femenina Sub‑17, considerada una de las favoritas del torneo, sufrió una derrota contundente ante Japón por 4-0 y quedó eliminada de los octavos de final de la Copa Mundial 2025, poniendo en evidencia desafíos técnicos y emocionales del equipo.
El resultado, contexto y desarrollo del partido
El enfrentamiento se disputó el 29 de octubre de 2025 en la ciudad de Salé, Marruecos, en la instancia de octavos de final. Japón inauguró el marcador muy temprano, al minuto 10 por medio de Ua Ohno, y amplió la ventaja con gol de Noa Fukushima en el minuto 22. Nakamura anotó el tercero al 43 y Fukushima nuevamente al 57 para sellar un 4-0 que reflejó un dominio absoluto del rival.
En estadísticas, Japón mantuvo el 74 % de la posesión del balón, realizó 21 disparos por sólo 1 de Colombia y 10 tiros a puerta frente a ninguno del equipo nacional. Ante este escenario la capacidad ofensiva y defensiva de Colombia quedó seriamente en entredicho.
Expectativas y fallo en la ejecución
La selección colombiana llegó al Mundial con expectativas altas. Tras superar la fase de grupos en el segundo lugar, se presentaba como favorita frente a Japón para avanzar hacia los cuartos de final. Sin embargo, el resultado habla de una brecha ofensiva y de control de juego que el equipo no logró cerrar.
El castigo que sufrió Colombia puede interpretarse como consecuencia de múltiples factores: la imposición de un ritmo alto por parte de Japón, la ineficacia en la construcción del ataque y errores defensivos que se repitieron especialmente en la primera mitad. La goleada, más allá del marcador, representa una derrota táctico-psicológica frente a una rival con mayor eficacia y contundencia.
Implicaciones para el fútbol femenino juvenil colombiano
La eliminación de la Selección Colombia Femenina Sub‑17 tras la goleada frente a Japón representa una pausa, más que un cierre definitivo, en el camino de consolidación del fútbol femenino juvenil del país. La FCF resaltó en un comunicado que “este equipo ha demostrado carácter, talento y capacidad de competir en escenarios internacionales”, y que el resultado servirá como “magnífica oportunidad de aprendizaje” para el grupo.
Este proceso abre la puerta a una reflexión amplia pero optimista: se reafirma que las jóvenes jugadoras cuentan con el respaldo institucional necesario para fortalecer sus habilidades técnicas, tácticas y mentales. En palabras del entrenador Carlos Paniagua, “tenemos estructura, condiciones y convicción; ahora debemos traducir esas herramientas en ejecución consistente frente al adversario”.
En suma, más que lamentar el resultado, la invitación es clara: capitalizar lo vivido, reforzar la formación y consolidar un ambiente de apoyo que promueva el crecimiento continuo. En ese sentido, la derrota no es un tropiezo final, sino un estímulo para que la Selección Colombiana Sub-17 femenina escriba sus próximos capítulos con aún mayor ambición y seguridad.








