Investigadores australianos prueban materiales resistentes para reducir laceraciones y hemorragias en encuentros con tiburones, sin comprometer movilidad acuática
Contexto e impulso científico
En un mundo donde las actividades marinas recreativas continúan en auge, el miedo latente a los ataques de tiburón motiva avances en la protección personal. Aunque los incidentes siguen siendo raros, el riesgo percibido genera una presión constante para innovar en equipamiento de seguridad. Investigadores de la Universidad Flinders, bajo la dirección del profesor Charlie Huveneers, lideran un estudio reciente que apoya la inclusión de materiales resistentes a mordeduras en trajes de neopreno.
La idea no es prevenir el ataque en sí —esa tarea corresponde a estrategias de manejo de poblaciones, dispositivos disuasivos y educación costera— sino mitigar sus consecuencias más graves: cortes profundos, pérdida de tejido y hemorragias letales. Los investigadores evaluaron tejidos compuestos que combinan fibras avanzadas con secciones estratégicas, comparándolos con neopreno estándar en pruebas con tiburones blancos (Carcharodon carcharias) y tigre (Galeocerdo cuvier).
Materiales, método y resultados
Los nuevos trajes incorporan refuerzos con fibras de ultra-alto peso molecular de polietileno (UHMWPE), tecnología usada en cuerdas de vela, además de mezclas con Kevlar y mallas ligeras integradas. Estas fibras ofrecen alta resistencia al corte y bajo peso, lo cual favorece la utilidad en entornos acuáticos.
Para probarlos, los científicos arrastraron “paquetes de mordida” equipados con distintos materiales detrás de embarcaciones, en zonas conocidas por la presencia de tiburones. Se realizaron 84 mordidas de tiburones blancos y 68 de tigre, confrontando los materiales nuevos con neopreno convencional.
Los resultados fueron prometedores: todos los materiales avanzados redujeron la severidad de las lesiones en comparación con neopreno estándar. Las mordeduras que podrían haber sido críticas (con riesgo de pérdida rápida de sangre) quedaron mitigadas a niveles superficiales o moderados. No obstante, los investigadores advierten que los trajes no previenen daños por aplastamiento interno.
Entre los materiales evaluados destacan Aqua Armour, Shark Stop, ActionTX-S y Brewster. Las diferencias entre ellos fueron menores en cuanto a reducción de lesiones mayores, lo que sugiere que varios enfoques pueden ser útiles si están bien diseñados.
Potencial, limitaciones y rutas futuras
Estos trajes representan un paso real hacia una “capa de seguridad” personal en el océano, pero no deben interpretarse como escudo total. Los investigadores subrayan que no eliminan el riesgo de traumatismos internos ni reemplazan otras herramientas de mitigación de ataques.
En zonas costeras con deportes acuáticos intensos —surf, buceo, pesca—, este tipo de tecnología puede reconfigurar la percepción de seguridad pública. Sin embargo, su adopción dependerá del equilibrio entre costo, comodidad y validación real en condiciones operativas. Equipos como Shark Stop ya promocionan capacidades de reducción de penetración comparadas con el neopreno convencional, con fuerzas de penetración reportadas (1150 N frente a 264 N) para ilustrar su eficacia en pruebas controladas.
Para ganar aceptación masiva, los próximos pasos deben incluir ensayos a largo plazo en escenarios reales, certificaciones independientes y mejor integración con medidas de alerta costera y dispositivos disuasivos. En conjunto, estos trajes podrían formar parte de un nuevo paradigma de protección consciente: un armamento suave contra un mundo oceánico siempre impredecible.







