Infantino en Egipto y el pulso político: presencia del líder de la FIFA mientras crecen los llamados para expulsar a Israel del Mundial

Gianni Infantino y Donald Trump posan durante una cumbre sobre Gaza en Sharm el-Sheikh, Egipto

El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y el presidente estadounidense Donald Trump durante una cumbre sobre Gaza en Sharm el-Sheikh, Egipto, el 13 de octubre de 2025.
Foto: Yoan Valat / AFP

Gianni Infantino asistió a la cumbre de paz de Sharm el-Sheij como el único dirigente deportivo invitado, al tiempo que en el ámbito futbolístico resurgen las demandas por sancionar a Israel, aunque hasta ahora no se ha tomado acción alguna.

Infantino asume un rol diplomático desde el fútbol

El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, participó en la Cumbre por la Paz celebrada el 13 de octubre de 2025 en Sharm el-Sheij, Egipto, convirtiéndose en el único representante del deporte con asiento entre mandatarios y diplomáticos. Según el sitio oficial de la FIFA, él afirmó que el fútbol puede aportar “apoyo, esperanza y unidad” en medio del proceso de paz.

Durante la cumbre, Infantino elogió el liderazgo de Donald Trump en las negociaciones y anunció la creación de un fondo para reconstruir instalaciones deportivas en Gaza, en coordinación con la Federación Palestina.

Su presencia no pasó inadvertida ni fue gratuita. Medios locales destacaron que Estados Unidos sufraga gran parte del funcionamiento del aparato FIFA, y que el dirigente suizo mantiene una relación cercana con Trump, lo cual puede darle un matiz político a su intervención en un contexto diplomático.

De los llamados a “expulsar a Israel” al silencio activo de los organismos

Paralelamente a la cumbre, en los círculos deportivos y políticos han resurgido voces que piden sancionar a Israel. Activistas y expertos han renovado llamados para suspenderlo de competiciones internacionales, argumentando crímenes de guerra, ocupación y violaciones sistemáticas.

La prensa deportiva destaca que, hace semanas, se especulaba con la posibilidad de excluir a Israel del Mundial 2026; sin embargo, esa idea no se concretó. A la fecha, FIFA no ha tomado acción alguna al respecto, y decidió mantener a Israel en la competición.

El Consejo de la FIFA recientemente evaluó el asunto, pero optó por no sancionar a Israel. En esa sesión, Infantino defendió que FIFA no resuelve conflictos geopolíticos, sino que promueve los valores unificadores del fútbol.

En paralelo, la UEFA ha considerado una votación para suspender la participación israelí en competencias europeas, pero la propuesta parece haber sido pospuesta debido al carácter sensible de la medida y su impacto político.

Significados e implicaciones de esta doble dinámica

La intervención de Infantino en la cumbre reafirma un fenómeno contemporáneo: el deporte como actor simbólico con poder de visibilidad política. Su discurso apunta a legitimar la labor humanitaria del fútbol, incluso en escenarios de conflicto armado.

Sin embargo, su rol corre un riesgo de ambigüedad: cuando figuras deportivas asumen espacios diplomáticos, pueden ser acusadas de mezclar competencias o favorecer agendas estatales. En este caso, su cercanía con Trump y su posición actual exponen al fútbol a interpretaciones de parcialidad política.

El hecho de que, pese a los reclamos, no se haya sancionado a Israel —aun cuando organizaciones de derechos humanos, federaciones nacionales y expertos han pedido medidas— demuestra el peso institucional del statu quo en FIFA y la tensión entre valores deportivos y presiones geopolíticas.

Infantino ha logrado visibilidad diplomática y simbólica, pero queda por verse si esa presencia se traducirá en cambios concretos dentro del sistema deportivo internacional, especialmente en decisiones difíciles como sancionar a naciones.

El contraste entre su proyección mediática en Egipto y la inacción ante reclamos de sanción es un espejo: el deporte puede aspirar a puente de paz, pero sus instituciones aún evitan romper con estructuras políticas profundas.