El ministro del Interior cuestionó la conmemoración como día no laborable, argumentando que la llegada de los europeos implicó violencia contra los pueblos indígenas. La propuesta reaviva el debate sobre memoria histórica y reconocimiento cultural.
Declaraciones oficiales y propuesta normativa
El 12 de octubre de 2025, el ministro del Interior Armando Benedetti publicó un mensaje polémico en su cuenta en X, afirmando que:
“12 de octubre de 1492. NO HAY NADA QUE CELEBRAR!! Fue una ocupación violenta guiada por la codicia aniquilando a nuestros indígenas. Este día debe de desaparecer de nuestros festivos”.
Con esta declaración, Benedetti propone que el 12 de octubre deje de ser un día festivo oficial en Colombia, considerando que su origen está ligado a episodios de colonización y opresión histórica.
El ministro justificó su posición asegurando que esta fecha, antes conocida como Día de la Raza, fue transformada en el Día de la Diversidad Étnica y Cultural en Colombia, pero que ello no basta si el trasfondo simbólico continúa celebrando la narrativa colonial.
Reacciones políticas y culturales
La propuesta generó respuestas inmediatas en diferentes ámbitos del espectro político y cultural. Partidos de oposición, liderazgos regionales indígenas y organizaciones sociales han manifestado con cautela la necesidad de discutir el significado de la fecha antes de tomar decisiones de carácter legal.
La senadora María José Pizarro, por ejemplo, utilizó sus redes para referirse al 12 de octubre como un día de memoria, resistencia y homenaje a las culturas ancestrales, y no simplemente un festivo de celebración.
Desde sectores más conservadores se cuestiona que el ministro utilice su cargo para proponer cambios simbólicos sobre el calendario, argumentando que podría generar polarización entre regiones cuyo sentir cultural es diverso.
Además, intelectuales y historiadores llaman a abrir un diálogo académico y plural para determinar si el país debe conservar la conmemoración como día festivo, redefinir su nombre o trasladarla a una fecha con mayor consenso cultural.
Implicaciones institucionales y posible ruta legal
Para que la propuesta de Benedetti tenga efecto efectivo, deberá ser respaldada por una iniciativa legislativa, ya que la declaración ministerial no basta para derogar un festivo nacional. El Congreso, a través de proyectos de ley, tendría que debatir la supresión del feriado.
Un cambio de esta naturaleza impactaría el calendario laboral, las conmemoraciones locales de pueblos indígenas y afrodescendientes, y las celebraciones simbólicas que muchas comunidades actuales han redefinido como días de memoria y dignidad.
Otro desafío es asegurar que la propuesta no sea percibida como un gesto político de corto plazo, sino como un paso reflexivo en la política de reconocimiento cultural, memoria histórica y reparación simbólica hacia comunidades que históricamente han sufrido exclusión.
Si esta idea prospera, Colombia no solo reescribiría su calendario, sino que abriría una conversación profunda sobre identidad, memoria y justicia cultural. Si no prospera, el debate ya estará plantado en el corazón de la agenda pública.







