Miles de ciudadanos se movilizaron este 7 de octubre en solidaridad con Gaza; enfrentamientos aislados y críticas al mensaje político marcan la jornada.
Movilizaciones y bloqueos en Bogotá
Desde la 1:00 p.m. del 7 de octubre, Bogotá fue escenario de movilizaciones por Palestina, incluyendo caravanas y marchas que confluyeron en la Plaza de Bolívar. Los participantes avanzaron por avenidas como la 26 y tomaron zonas del centro histórico, mientras las autoridades permanecieron presentes para garantizar el orden público.
Una de las vías emblemáticas fue cerrada temporalmente por manifestantes frente a la Universidad Pedagógica; se reportaron desvíos en el sistema TransMilenio, con estaciones claves como Ciudad Universitaria, Corferias y Quinta Paredes fuera de servicio durante la marcha.
Si bien la mayoría de la manifestación se desarrolló sin hechos mayores, se denunciaron actos de vandalismo leve y pintas en fachadas comerciales. En ese contexto, voces de la comunidad judía en Colombia emitieron críticas, aludiendo a que algunas expresiones simbólicas podrían interpretarse como celebración de atentados pasados de Hamas.
Replicas en ciudades principales del país
Las marchas no se limitaron a Bogotá. En ciudades como Medellín, Cali y otras capitales regionales se organizaron concentraciones locales a favor de Palestina. En Medellín, sectores del centro y barrios universitarios se sumaron con pancartas y consignas de solidaridad.
En Cali, manifestantes se reunieron frente a edificios públicos y embajadas, con discursos que combinaron reclamos humanitarios e invocaciones de paz ante el conflicto. En general, las marchas siguieron el tono de la jornada nacional de protesta convocada para expresar el rechazo al bloqueo de Gaza y manifestar solidaridad con la población palestina.
No obstante, en diversas ciudades, hubo reportes de críticas hacia algunos manifestantes que utilizaron mensajes polémicos vinculados con los ataques del 7 de octubre de 2023 en Israel, lo que reavivó debates sobre el contenido simbólico y moral de las movilizaciones.
Valoraciones políticas y riesgos simbólicos
El hecho de convocar una marcha pro-Palestina el mismo día del segundo aniversario del ataque de Hamas en Israel añade un alto contenido simbólico, que no pasó desapercibido para críticos y observadores. Algunos sectores interpretan que la marcha mezcló solidaridad con un discurso político que relativiza el sufrimiento de las víctimas israelíes.
El presidente Gustavo Petro, al prometer proteger la Embajada de Estados Unidos en Bogotá durante las manifestaciones, intentó equilibrar el derecho a protestar con la garantía de seguridad diplomática.
Por su parte, miembros de la comunidad judía en Colombia manifestaron su indignación por algunas consignas escuchadas en la marcha y sugirieron que no todas las expresiones podían considerarse legítimos actos de solidaridad. En redes sociales, se cuestionó si ciertos mensajes celebraban hechos sangrientos ocurridos en 2023.
Desde el plano político nacional, las marchas fortalecen la narrativa del gobierno sobre la cuestión palestina y pueden influir en el ambiente electoral 2026 al atraer la atención de sectores progresistas y jóvenes. Sin embargo, el uso de simbología polémica podría generar confrontaciones simbólicas peligrosas.
El balance provisional indica que la jornada fue una de las más concurridas en apoyo a Palestina en Colombia, con presencia numerosa en ciudades clave y capacidad de movilización. La conducción estatal y el tratamiento mediático determinarán en qué medida esta movilización deja una huella duradera en el debate público.







