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Escalada violenta en Cauca: ataque masivo en Mondomo y secuestro de un soldado en Balboa

Humo tras ataque a la estación de Policía de Mondomo en medio de la crisis de seguridad.

Humo visible tras el ataque de disidencias de las FARC a la estación de Policía de Mondomo, Cauca. | Captura de video difundido en redes sociales.

La ofensiva simultánea de las disidencias de las FARC en Mondomo y Balboa confirma un deterioro acelerado de la seguridad en el suroccidente del país. Las autoridades atribuyen los hechos a un esfuerzo de retaliación tras los recientes bombardeos contra estructuras del Estado Mayor Central.

Un ataque sin precedentes en Mondomo

El departamento del Cauca vivió una de las jornadas más violentas de los últimos años con el ataque de más de 200 disidentes de las FARC contra la estación de Policía de Mondomo, corregimiento de Santander de Quilichao. El asalto, descrito por autoridades locales como una acción “coordinada y de saturación”, se extendió durante varios minutos con ráfagas de fusil, tatucos artesanales y explosivos improvisados, generando pánico entre la población y obligando al cierre total del corredor vial que conecta Popayán con Cali.

La magnitud del ataque refleja un nivel de despliegue logístico poco habitual en la región. Fuentes oficiales señalan que la ofensiva habría sido ejecutada por integrantes del frente Jaime Martínez, uno de los brazos más fuertes del Estado Mayor Central, responsable de mantener control territorial en corredores estratégicos de narcotráfico y retaguardia armada.

Habitantes de Mondomo reportaron daños estructurales en viviendas, comercios y vehículos estacionados cerca de la estación policial. Las autoridades no han confirmado cifras oficiales de lesionados, pero sí reconocieron que el ataque tuvo como objetivo directo debilitar la presencia institucional y enviar un mensaje político-militar en medio de la presión ejercida por la Fuerza Pública durante las últimas semanas.

Secuestro en Balboa: una señal de desafío directo

Mientras Mondomo se recuperaba de la arremetida, otro hecho agravaba el panorama de seguridad en el Cauca. En el municipio de Balboa, disidentes de las FARC secuestraron a un soldado profesional, retenido mientras se desplazaba en operaciones de apoyo logístico. El Ejército confirmó la desaparición y activó protocolos de búsqueda, indicando que el uniformado habría sido interceptado por hombres armados pertenecientes al grupo residual Carlos Patiño, estructura con presencia consolidada en la cordillera occidental.

El secuestro, además de constituir una grave violación al Derecho Internacional Humanitario, evidencia la capacidad de los grupos disidentes para ejecutar operaciones simultáneas y aprovechar la compleja geografía de la región. También supone un desafío directo al Gobierno, que ha insistido en que los recientes bombardeos y operativos contra jefes de estas estructuras buscan restablecer el control estatal sobre zonas históricamente afectadas por la violencia.

El propio ministro de Defensa calificó el secuestro como “un acto de barbarie” y reiteró que las operaciones militares en el Cauca no se detendrán. El Gobierno ha exigido la liberación inmediata del soldado, advirtiendo que su retención constituye un crimen de guerra.

Un departamento atrapado entre la retaliación y la falta de control territorial

La simultaneidad de los ataques en Mondomo y Balboa pone en evidencia un deterioro profundo en la seguridad del Cauca. Las disidencias, lejos de replegarse por la ofensiva aérea del Estado, parecen haber optado por una estrategia de retaliación para demostrar que mantienen capacidad de articulación, maniobra y presión territorial.

El Estado enfrenta ahora el desafío de responder sin alimentar un ciclo de violencia que afecte aún más a las comunidades. Tropas adicionales han sido desplegadas en la zona, mientras organismos de inteligencia intentan establecer si los ataques forman parte de un plan más amplio para recuperar corredores estratégicos.

El impacto para la población civil es innegable. Comerciantes, transportadores y líderes sociales han advertido que el incremento de hostilidades está afectando la movilidad, la economía local y la seguridad cotidiana. De nuevo, el departamento se ve atrapado entre las operaciones militares y las acciones de un grupo armado que busca reafirmar su control. Mientras avanzan los operativos para rescatar al soldado secuestrado y restablecer la calma en Mondomo, el país observa cómo el Cauca se convierte en el epicentro de una disputa armada que exige respuestas estructurales, sostenidas y que trasciendan la reacción militar inmediata.